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El cóctel Nokia-Microsoft, algunas reflexiones

El cóctel Nokia-Microsoft, algunas reflexiones

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La esperada alianza entre Nokia y Microsoft era un rumor que llevaba, prácticamente, una semana circulando por la red y que, al final, ayer se hizo oficial. Esta alianza entre dos empresas tecnológicas tan grandes me parece un golpe de timón muy interesante pero, a su vez, desconcertante, ya que, por un lado, está claro que estratégicamente supone una serie de ventajas para ambas compañías pero que, por el contrario, dejan en el aire una serie de preguntas a las que habría que dar respuesta.

Estaba claro que Nokia, desgraciadamente, ya no es lo que era antaño. Con esto no quiero decir que estuviese en crisis, si no que, simplemente, estaba empezando a perder su posición frente a otros fabricantes de smartphones que habían apostado por sistemas emergentes, como el Android de Google o el iPhone de Apple. Symbian se había quedado obsoleto y, frente a la simplicidad de uso del iPhone o un móvil Android, Nokia se había estancado en dispositivos poco intuitivos y, prácticamente, anclados en series destinadas a público empresarial, productos, que al final, eran siempre más de lo mismo.

Windows Phone 7 puede ser una tabla de salvación para Nokia pero también lo es para Microsoft. Por un lado, Microsoft encuentra un aliado tecnológico importante, con una cuota de mercado que, pese a la pérdida de hegemonía, sigue teniendo peso en el sector, por lo que puede ser su “ataque definitivo” para buscarle a su sistema operativo para móviles ese lugar que aún no ha llegado a alcanzar. En este acuerdo, Microsoft es el que está haciendo la apuesta más arriesgada, el último cartucho para posicionarse entre Android e iOS, en un mercado, el del smartphone, que empieza a tener más ventas que el de los ordenadores personales.

¿Y qué gana Nokia? Desde el punto de vista de la gestión empresarial, Nokia está externalizando el sistema operativo de sus smartphones, es decir, que va a poder desvincularse, casi por completo, de todo su área de desarrollo, centrándose en el diseño y fabricación de dispositivos, ya que del software se encargaría Microsoft. Y digo casi por completo, porque dentro de los términos del acuerdo, Nokia colaborará de manera activa en el desarrollo de Windows 7, ya que no se limitará únicamente a intregarlo, si no que contribuirán en el soporte de idiomas, la gestión de imágenes y, sobre todo, en la expansión de Windows 7 a más segmentos de mercado (que Nokia sí que alcanzaba).

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